Esta nueva iniciativa global del Instituo Jane Goodall tiene como objetivo concienciar a la población global sobre las repercusiones de la fabricación de los ominipresentes teléfonos móviles, así como de la necesidad de ampliar la vida útil de estos dispositivos y, posteriormente, reciclar correctamente todos los componentes de cada terminal en desuso.
El contexto
Vivimos en una sociedad hiperconectada. Unos más otros menos, pero todos y todas dependemos de una permanente conexión a Internet. Los inmigrantes digitales, los millenials y postmillenials, la Generación Z... en ciudades y pueblos, incluso en la aldea más remota, nos encontramos con ancianos, adultos y niños pegados a un dispositivo móvil que garantiza su conexión a la red. Además, esta tendencia se incrementa cada año: en octubre de 2018, España albergaba 53.438.529 líneas móviles, casi un millón más que en el mismo mes de 2017 (CNMCData). Cabe destacar también que los smartphones son el dispositivo preferido por el 97% de españoles para conectarse a Internet, con 41,9 millones de líneas.
Según el Informe Ditrendia Mobile, desde el año 2016 hay más dispositivos móviles que personas en el mundo. En 2018, el número global de usuarios ascendía a 5.135 millones, por lo que se calcula que el 68% de la población mundial cuenta con un dispositivo móvil. Solo en 2016 se vendieron 1,5 mil millones de smarthphones en todo el planeta. Hagamos un cálculo rápido que ilustre la situación:
Los españoles tenemos, de media, 3,2 dispositivos móviles conectados por persona. Si tenemos en cuenta que España tiene 46.733.038 habitantes (INE 1/07/2018), esto supondría un total de 149.545.721 móviles. Y lo más impactante de esta cifra no es su elevadísimo número, sino que se trata de la estimación de dispositivos móviles conectados. ¿Cuántos móviles descartados se han quedado guardados en un cajón al adquirir uno nuevo?
Según un estudio de Deloitte, los españoles renuevan su smartphone de media cada 30 meses, generalmente por fallos del dispositivo o porque se considera obsoleto. Sin embargo, la vida útil de un teléfono móvil suele rondar los 7 años. ¿Por qué los cambiamos cada menos de dos? La respuesta es una suma de factores. Por un lado, la obsolescencia programada: una estrategia de producción o actualización de sistemas que provoca la ralentización o error de los dispositivos a partir de cierta antigüedad. Por otro, el mercado consumista en el que vivimos, que nos bombardea con nuevos modelos, ligeramente mejorados, y con la obsesión de estar siempre a la última en cuanto a tecnología.
Pero… ¿qué implica cambiar de móvil cada par de años? Además de un gran gasto económico y la creación de gran cantidad de residuos de difícil tratamiento, esta tendencia se traduce en un tremendo desgaste de recursos.
¿Qué es el coltán?
El coltán es un mineral compuesto, de color negro pizarra, formado por la solución sólida de otros dos minerales: la columbita y la tantalita; un elemento relativamente escaso en la naturaleza y altamente valorado por su aplicación tecnológica. Particularmente en la telefonía móvil, el coltán, entre otros elementos, ha permitido disminuir el tamaño y el peso de los dispositivos, algo imprescindible en los ligeros smartphones. ¡Una reducción de entre 10 y 20 veces el tamaño/peso de los dispositivos en un par de décadas!
En este sentido, se estima que el 80% de la reserva mundial de coltán se encuentra en la República Democrática del Congo, pero la inestabilidad sociopolítica del país y la compleja problemática que supone la minería ilegal hacen imposible establecer datos fiables al respecto.
Algunos indicadores:
– Solo el 3% de las minas son oficiales.
El contexto
Vivimos en una sociedad hiperconectada. Unos más otros menos, pero todos y todas dependemos de una permanente conexión a Internet. Los inmigrantes digitales, los millenials y postmillenials, la Generación Z... en ciudades y pueblos, incluso en la aldea más remota, nos encontramos con ancianos, adultos y niños pegados a un dispositivo móvil que garantiza su conexión a la red. Además, esta tendencia se incrementa cada año: en octubre de 2018, España albergaba 53.438.529 líneas móviles, casi un millón más que en el mismo mes de 2017 (CNMCData). Cabe destacar también que los smartphones son el dispositivo preferido por el 97% de españoles para conectarse a Internet, con 41,9 millones de líneas.
Según el Informe Ditrendia Mobile, desde el año 2016 hay más dispositivos móviles que personas en el mundo. En 2018, el número global de usuarios ascendía a 5.135 millones, por lo que se calcula que el 68% de la población mundial cuenta con un dispositivo móvil. Solo en 2016 se vendieron 1,5 mil millones de smarthphones en todo el planeta. Hagamos un cálculo rápido que ilustre la situación:
Los españoles tenemos, de media, 3,2 dispositivos móviles conectados por persona. Si tenemos en cuenta que España tiene 46.733.038 habitantes (INE 1/07/2018), esto supondría un total de 149.545.721 móviles. Y lo más impactante de esta cifra no es su elevadísimo número, sino que se trata de la estimación de dispositivos móviles conectados. ¿Cuántos móviles descartados se han quedado guardados en un cajón al adquirir uno nuevo?
Según un estudio de Deloitte, los españoles renuevan su smartphone de media cada 30 meses, generalmente por fallos del dispositivo o porque se considera obsoleto. Sin embargo, la vida útil de un teléfono móvil suele rondar los 7 años. ¿Por qué los cambiamos cada menos de dos? La respuesta es una suma de factores. Por un lado, la obsolescencia programada: una estrategia de producción o actualización de sistemas que provoca la ralentización o error de los dispositivos a partir de cierta antigüedad. Por otro, el mercado consumista en el que vivimos, que nos bombardea con nuevos modelos, ligeramente mejorados, y con la obsesión de estar siempre a la última en cuanto a tecnología.
Pero… ¿qué implica cambiar de móvil cada par de años? Además de un gran gasto económico y la creación de gran cantidad de residuos de difícil tratamiento, esta tendencia se traduce en un tremendo desgaste de recursos.
¿Qué es el coltán?
El coltán es un mineral compuesto, de color negro pizarra, formado por la solución sólida de otros dos minerales: la columbita y la tantalita; un elemento relativamente escaso en la naturaleza y altamente valorado por su aplicación tecnológica. Particularmente en la telefonía móvil, el coltán, entre otros elementos, ha permitido disminuir el tamaño y el peso de los dispositivos, algo imprescindible en los ligeros smartphones. ¡Una reducción de entre 10 y 20 veces el tamaño/peso de los dispositivos en un par de décadas!
En este sentido, se estima que el 80% de la reserva mundial de coltán se encuentra en la República Democrática del Congo, pero la inestabilidad sociopolítica del país y la compleja problemática que supone la minería ilegal hacen imposible establecer datos fiables al respecto.
Algunos indicadores:
– Solo el 3% de las minas son oficiales.
– Más de 120 grupos armados se lucran a través de la extracción ilegal de coltán.
– De las 5.000 minas activas en el país –que se categorizan en verdes y rojas, según el cumplimiento de unas mínimas garantías laborales–, en el último lustro solo 140 han sido declaradas como verdes o libres de grupos rebeldes, sin trabajo infantil ni mineros forzados.
– UNICEF ha asegurado que en Congo hay más de 40.000 menores trabajando en las minas de coltán.
– UNICEF ha asegurado que en Congo hay más de 40.000 menores trabajando en las minas de coltán.
El gobierno congolés y la ONU prohíben la compra de coltán proveniente de minas rojas, al que se considera “mineral de sangre”. Sin embargo, se legaliza con documentación falsificada o blanqueándolo a través de Ruanda, que no tiene reservas de coltán pero, hoy por hoy, es el principal exportador de este mineral a nivel mundial.
Además, este país centroafricano lleva dos décadas sumido en una violenta guerra civil, más o menos intermitente, que ha provocado más de 5 millones de muertes y unos 4 millones de desplazados, situación que se ve agravada por los más de 7,7 millones de congoleses expuestos a inseguridad alimentaria grave.
Efectos colaterales de la minería del coltán
De la mano del claro sufrimiento humano causado por los conflictos para tomar el control de las minas y las condiciones de explotación, todo el entorno sufre las consecuencias de la extracción de este “mineral de sangre”.
En primer lugar, las repercusiones de la minería en el entorno se traducen en una gran deforestación, que destruye el hábitat de numerosas especies, así como una grave fragmentación del entorno, que separa a las diversas comunidades de animales, limitando su capacidad de reproducción y el consecuente intercambio genético. En el mismo sentido, las vías creadas para acceder a las minas son empleadas también por las explotaciones madereras, contribuyendo a ampliar aún más la deforestación y amenazando a las especies locales.
En segundo lugar, la minería del coltán está íntimamente relacionada con la caza y captura de animales salvajes, como el chimpancé, ya que las comunidades humanas se ven obligadas a consumir los recursos cercanos (carne de animales salvajes) para subsistir. De este modo, la caza de chimpancés, bonobos y otros ejemplares de la fauna local para consumo humano se encuentra entra las mayores amenazas para diversas especies en peligro de extinción. Del mismo modo, la captura de animales salvajes para su posterior venta en los circuitos internacionales de comercio ilegal de especies protegidas, también forma parte de esta problemática.
¿Qué puedes hacer tú?
Como siempre decimos en el Instituto Jane Goodall, nuestros actos tienen consecuencias y cada individuo puede marcar la diferencia. Por eso, el IJG España se une a la campaña mundial de reciclaje de móviles. Bajo el lema "La selva nos llama", esta iniciativa busca concienciar a la población sobre las consecuencias del consumo tecnológico y la necesidad de reciclar convenientemente minerales como el coltán, el oro, cobalto o níquel, presentes en los componentes de los dispositivos móviles.
Si analizamos los datos de España, con más de 50 millones de líneas de teléfono para menos de 47 millones de habitantes (incluyendo a menores que carecen de ella), está claro que la hiperconexión está presente en nuestro país. Si aunamos a esa tendencia la obsesión, bomardeada por la sociedad del consumismo, de renovar constantemente los dispositivos, y la obsolescencia programada fomentada por las empresas productoras, obtenemos un escenario catastrófico. Millones de terminales móviles en renovación constante, condenando a los antiguos a un retiro precoz y, el 90% de las veces, sin el reciclaje adecuado.
Por todo ello, el Instituto Jane Goodall inició en 2011 la campaña “Movilízate por la selva”, que promueve la sensibilización ciudadana sobre esta problemática y realiza una recogida gratuita de dispositivos móviles para su reciclaje.
Los objetivos principales de este programa son:
– Fomentar la reutilización de terminales, reduciendo así la demanda de componentes.
– Reciclar los elementos útiles y disponer adecuadamente de los materiales tóxicos, evitando así la contaminación del entorno.
– Recaudar fondos para llevar a cabo programas de desarrollo sostenible, educación y conservación en la cuenca del Congo y Senegal.
Manteniendo la premisa de las 4 R (reducir, reutilizar, reparar y reciclar), "Movilízate por la selva" ha concienciado a miles de personas que se han esforzado por reciclar más de 98.000 terminales. Tanto a nivel individual, enviando su móvil en desuso con la etiqueta prefranqueada que ponemos a vuestra disposición, o grupal, organizando recogidas en escuelas, entidades, ayuntamientos, etc., todas esas personas han marcado la diferencia. Por nuestra parte, para agradecer la labor de todos esos ciudadanos, sorteamos cada mes un apadrinamiento Chimpamig@ gratuito, durante un año. Y todos aquellos que logren reunir 30 móviles, además de poder solicitar una recogida gratuita a domicilio, recibirán automáticamente el apadrinamiento Chimpamig@, gratuito, durante un año.
Del mismo modo, si eres una empresa u organización y quieres apuntarte a la campaña "Movilízate por la selva", entrarás a formar parte de nuestra lista de colaboradores; y, si eres un ciudadano comprometido, puedes convertirte en Agente MOVILizador/a para promover el reciclaje de dispositivos en tu entorno. ¡Cualquiera puede aportar su granito de arena! Ya sea enviando esos móviles que tienes abandonados en un cajón, difundiendo para que otras personas hagan lo propio, poniendo un punto de recogida en tu lugar de trabajo, organizando un grupo en la escuela, convirtiéndote en Agente MOVILizador para promover la campaña… ¡Súmate al cambio!
Si quieres colaborar con nosotros, infórmate aquí en nuestra web, envíanos tus dispositivos móviles en desuso, compártelo con tus amistades, familiares, vecinos... reúne aparatos para conseguir un apadrinamiento Chimpamig@ y, sobre todo, difunde la importancia del reciclaje de móviles para concienciar y crear un mundo más sostenible. ¡Súmate a la campaña "La selva nos llama" para reciclar esos viejos móviles abandonados en un cajón y ayuda a cambiar las cosas!
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